Cómo Villano Antillano desmantela el discurso de odio con su feroz juego de palabras

Cómo Villano Antillano desmantela el discurso de odio con su feroz juego de palabras

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Contra todo pronóstico, la rapera puertorriqueña asciende manteniéndose fiel a ella misma

Como rapera, Villano Antillano tiene por armamento un flujo feroz de juegos de palabras irreverentes y bromas ingeniosas con las que desmantela constantemente el discurso de odio para impulsar a la comunidad LGBTQ+. Por teléfono, la autoconciencia y la perspectiva de Villana Santiago Pacheco también son vigorizantes, al brindar una perspectiva crítica que explica en parte por qué es tan buena para rapear.

Billboard Español habló con la primera Artista En Ascenso de 2023 el lunes (23 de enero). Acababa de recibir su primera nominación al Premio Lo Nuestro en la categoría Artista Nueva Femenina, una hazaña bien ganada tras años demostrando su destreza lírica. Compite con luminarias emergentes como Bad Gyal, Tokischa y Young Miko.

La candidatura de Villana llega tras un estelar 2022: sus primeras entradas a las listas Billboard Global 200 y Global Excl. U.S., lanzamientos virales, una presentación con Bad Bunny ampliamente vista y un valiente primer álbum, La Sustancia X. Este año, la estrella puertorriqueña se dispone a presentarse en algunos de los festivales más grandes del mundo que incluyen Lollapalooza Argentina y Chile, Estéreo Picnic de Colombia y Bombastic en España.

“Yo pienso que what makes you an outstanding rapper (lo que te hace un rapero excepcional) no se trata de cuántas palabras tú sabes, o si puedes rapear de una manera académica — se trata de cómo tú utilizas el lenguaje”, explica. “Puede ser el idioma del día a día. Yo utilizo un montón de palabras que quizás no son populares como en el resto del mundo, pero es como yo hablo el español, y como se habla en el Caribe. Eso es lo que realmente hace un rapero”.

Podría decirse que es la artista trans latina más grande de la actualidad, y navegar por su personalidad artística mientras hacía la transición médica no siempre fue un paseo. “Solo yo lo llevo en mente sabiendo que soy muchísimo más que esa etiqueta”, dice. “Me desprende un poco [la discriminación], pero no dejo que me súper llegue”, agrega en alusión a la arraigada historia de homofobia, machismo y misoginia en América Latina. “Soy figura pública, y encima de eso, soy una mujer trans, y es ineludible que esa responsabilidad está ahí, así que vamos a honrar el educar”.

Continúa: “La experiencia trans es muy difícil, pero creo que es increíblemente mágica con el acceso a cosas. Es algo que el 98% de la población nunca va a entender, y es muy peligroso también. Ha sido un camino largo, y hay mucha lucha por delante, hay mucho que combatir. Pero estamos aquí”.

Nacida a mediados de los 90 en Bayamón, Puerto Rico, Villana Santiago Pacheco fue consumida por la música en casi todas las facetas de la vida, desde la cocina hasta la limpieza. “Siempre había algo”, dice. Su padre escuchaba salsa pesada “y cosas muy del Caribe”. El primer CD que compró fue ¿Dónde Están Los Ladrones? (1998) de Shakira. “Tengo recuerdos de mi infancia bien pegados a un CD player, viendo pasar horas escuchando las mismas canciones, y viendo cómo fue que el mundo evolucionó”, recuerda.

Villana llegó a la mayoría de edad en una época y lugar interesantes. El arribo de un nuevo milenio trajo el supuesto fin del mundo con el Y2K, el fenómeno de la red global y una nueva ola de pop latino. Luego vino la época dorada del reggaetón — el estilo ahora globalizado con raíces en el hip hop con influencias neoyorquinas, el reggae en español panameño y las mezclas clandestinas de los DJ — que en los 2000 se prendió más allá de su isla natal liderado por los ahora legendarios Daddy Yankee, Don Omar, Zion & Lennox y Wisin & Yandel.

El reggaetón comienza a apoderarse de la música [local] y se convierte en algo mainstream”, recuerda. “Era una saturación musical por todas partes”. Villano Antillano admiraba a la heroína de su natal de Puerto Rico, su alteza real del reggaetón, Ivy Queen.

Como parte de la Generación Z, esto también la colocó en el eje mismo del auge mundial de internet, con los videos musicales en YouTube diseminándose, exponiendo rápidamente obras extranjeras a audiencias internacionales. “El internet se apoderó de todo y la globalización se hizo cada vez más y más grande. La música [local e internacional] explotó, y tuve acceso a un montón de cosas. Siento que crecí en un momento bien especial”, reflexiona.

Esto la llevó a descubrir el rock majestuoso del bonaerense Gustavo Cerati, la sofisticación jazzística de los londinenses Sade, y los contundentes compases de rap de Nicki Minaj. “Hay artistas que me han acompañado y han sido fundamentales en mi desarrollo como ser humano, y no obstante como música o artista”, menciona.

“He escuchado y consumido tanta de su música. [Cerati] me ha acompañado en distintas etapas de mi vida bien fuerte. Siento que me puedo relacionar mucho con toda su obra”, dice. “Yo crecí escuchando a Sade y pienso que hay una excelencia en su musicalidad — su elegancia como mujer y todo lo que te puede hacer sentir; nunca es vulgar. Pero está ahí, súper sensual, y a mí me fascina… Pero Nicki Minaj me cambió muchísimo la vida”.

Alrededor del 2007, la artista en ciernes pasaba innumerables horas devorando las ocurrentes instantáneas verbales de la Barbie Harajuku en la época de Playtime Is Over (2007) y Beam Me Up Scotty (2009). “Esos [lanzamientos] cambiaron el rumbo de mi trayectoria como persona a ful. Yo sentía tanto poder dentro de su música, que fue como un encontronazo bien directo con mi feminidad, cuando empecé a escribir y cuando dije que voy a rapear”.

Villano Antillano primero publicó música por su cuenta en YouTube y SoundCloud. Anteriormente era vista como un rapero queer con una reflexión astuta, atrevida y amable sobre la feminidad. Sin embargo, le tomó tiempo ingresar a un estudio de grabación por la falta de apoyo en su ciudad natal.

“Yo rompería antes en Puerto Rico, pero siendo una mujer — y hasta cierto punto, siendo un maricón — con todo el impacto social, la marginación, y todo el discrimen que eso conlleva… Hacerte un nombre en uno de los países más misóginos, machistas, algaretes, y violentos en contra las personas femineizadas y las mujeres es muy fuerte”, recuerda.

“Facilitar recursos fue bien difícil, tan siquiera tener acceso a equipos de grabación de calidad para poder hacer producciones, estaba literalmente en las trincheras”, cuenta la artista, quien además coproduce su propia música. “La primera persona que me hizo un acercamiento fue Mitxhell de León del colectivo La Maldad. Básicamente, me facilitó el tiempo de estudio. Me dijo: ‘Tú puedes grabar aquí todo lo que quieras’”.

En 2019 lanzó su primer EP, Tiranía, al que siguió una serie de sencillos de trap y rap. Dos años después, Villano Antillano consiguió el apoyo de uno de los raperos más fundamentales de Puerto Rico, Residente, que la convirtió en el rostro de una de sus cervezas. “Residente es uno de los artistas que me ha apoyado muchísimo desde mi inicio”, dice. “Residente no solamente lo ha hecho conmigo, sino que ha utilizado un montón de artistas queer de Puerto Rico y ha implementado [sus obras] en su trabajo, y apoya realmente”.

El 8 de junio de 2022, Villano Antillano se asoció con Bizarrap en el ahora célebre “Bzrp Music Sessions, Vol. 51”, donde el público pudo contemplar a la feroz creadora presentándose de nuevo de manera segura y despreocupada. Esta colaboración le valió a Villana su primera entrada en las listas de Billboard, alcanzando el No. 65 en el Global 200 (agosto de 2022) y el No. 36 en Global Excl. U.S. en julio de 2022.

Tras la viralidad de la sesión con el creador de éxitos argentino, Villano Antillano hizo otra aparición mundial, esta vez junto al superastro más candente del mundo, Bad Bunny, en uno de los recintos más importantes del pop latino: el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot. El evento fue ampliamente visto vía streaming.

“Fue un momento súper especial para mí. Lo llevo bien en el fondo del corazón. No solamente me estaba viendo gente en todas las plazas públicas del país y en todas las casas del país, sino de la mayor parte de Latinoamérica”, dice. “Y quién sabe cuántas niñas trans me vieron. Quizás hubo un silencio entre toda la familia, pero hubo ese acompañamiento. Hay un miedo bien grande, específicamente ante los papás. No necesariamente que no quieran que seas como tú eres; están tratando de protegerte de alguna manera de todo el dolor que se avecina. Porque el mundo relega a gente como nosotros”.

“Bad Bunny es un artista al que se le ha adjudicado muchísimo de verdad, y se habla muchísimo de cómo implementa y utiliza cultura queer en toda su obra — ¡que hasta hay un curso académico acerca de esto! I try not to dwell into it that much either because at the end of the day, I’m just a girl who got to get onstage with him, and that’s amazing. (Trato de no pensar demasiado en eso porque al final del día solo soy una chica que subió al escenario con él, y eso es increíble)”.

Por Isabela Raygoza

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